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El veterinario jerezano Antonio Pérez Moreno obtiene una patente para fabricar harina de bellota

El veterinario jerezano Antonio Pérez Moreno obtiene una patente para fabricar harina de bellota

Pérez Moreno ha explicado que su proceso busca dar un nuevo aprovechamiento a la bellota

efe

Martes, 12 de marzo 2019, 07:39

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El veterinario extremeño Antonio Pérez Moreno ha patentado un proceso industrial de fabricación de harina de bellota que permite producir grandes cantidades de este producto derivado del fruto estrella de la dehesa y con enormes posibilidades de aplicación en distintos alimentos para consumo humano como el pan y bebidas vegetales.

La Oficina Española de Patentes y Marcas ha dado el título de patente de invención a este proceso impulsado por el veterinario natural de Jerez de los Caballeros (Badajoz), vinculado profesionalmente al sector del porcino ibérico de bellota.

Pérez Moreno ha explicado que su proceso busca dar un nuevo aprovechamiento a la bellota, hasta ahora usada fundamentalmente para el cebo de cerdos ibéricos, lo que a su vez supondría crear un nuevo nicho productivo dentro del ecosistema singular de Extremadura con la consiguiente creación de empleo y fijación de población al territorio.

Ha destacado que las bellotas tienen un altísimo valor nutricional, el cual se conserva con el proceso industrial que ha ideado, y considera que se trata de «una de las materias primas más importantes que hay en la naturaleza para alimentación».

La harina de bellota es rica en hidratos de carbono, con una respuesta glucémica baja y lenta, lo que hace pensar que es «una dieta adecuada para deportistas»; rica en grasas insaturadas y, por lo tanto, cardiosaludables; y aminoácidos esenciales.

También contiene taninos, que son un tipo de polifenoles que, ha agregado, consumidos en pequeñas dosis y a largo plazo parece ser que tienen propiedades antioxidantes, cardioprotectoras, antimicrobianas, antivirales, antidiabéticas y posiblemente neuroprotectoras.

Dado su potencial nutritivo, Pérez Moreno ha resaltado el amplio abanico de posibilidades de producir con la harina de bellota distintos alimentos, desde salchichas y hamburguesas veganas, pasando por bebidas vegetales y hasta gusanitos, además de ser apta para celíacos ya que no contiene gluten.

De momento, ha dicho, se comercializan productos de panadería y bollería artesanal, lo que está teniendo una respuesta muy positiva por parte del consumidor.

Otra ventaja que, en su opinión, aporta esta materia prima es que al ser de proximidad (kilómetro 0) la huella de carbono derivada del transporte que origina su puesta en el mercado es casi inexistente en comparación con otros productos tan en auge como la quinoa o la chía, que proceden de muy lejos y «no son mejores que nuestras bellotas».

«Quizás como se suele decir el árbol no nos ha dejado aún ver el bosque», ha indicado Pérez Moreno, quien ha recordado que mientras que en los últimos años se ha impulsado el conocimiento en relación a la gastronomía de castañas, setas, espárragos y otros frutos silvestres, la bellota ha permanecido en el olvido.

Si bien, ha añadido que en este momento se empieza a poner en valor a este fruto y ya comienzan a emerger incluso los primeros cultivos intensivos de encinas para consumo humano.

Según el veterinario, parece ser que la bellota era el alimento principal de la población indígena en Norteamérica, Europa y Oriente Medio formando parte de lo que ahora se conoce como la paleodieta cuando el ser humano era cazador recolector.

Además, el historiador griego Estrabón y el escritor latino Plinio el Viejo contaban que los pueblos de la Hispania se alimentaban de bellotas y que la forma de colonizarlos era quemar los bosques de Quercus tan abundantes en la zona para así quedarlos sin su principal fuente de alimentación.

Posteriormente y según algunos estudios, el Estado en ciertos momentos históricos promovió el consumo de productos derivados de la agricultura frente a los de origen silvestre para fijar la población al territorio, lo que hizo que «la bellota quedase sumida en el olvido reservándose principalmente para consumo animal».

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