Manuela Cordobés. m. p. r.

«Valoro encontrarme con un grupo de trabajo cohesionado y liderado con rigor desde la autoridad y no el autoritarismo»

redacción / m. p. r.

Lunes, 8 de febrero 2021, 16:20

Manuela Cordobés, concejal no adscrita, es, sin duda, una de las grandes protagonistas del panorama político jerezano desde que, el pasado 11 de enero, se conociese la moción de censura que presentaría, junto con el PSOE, al tripartito del gobierno local formado por Podemos, PP y Ciudadanos. Una moción de censura que prosperaría el pasado 26 de enero.

Cordobés manifiesta que, en estas casi dos semanas de trabajo en el nuevo equipo de gobierno, el balance es muy positivo, «destaco algo que echaba de menos como es la necesaria puesta en común de todas las cuestiones dentro del equipo, y valoro, enormemente, encontrarme con un grupo de trabajo cohesionado y liderado con solvencia y rigor desde la autoridad y no autoritarismo, por lo que, una vez más, agradezco al Grupo Municipal Socialista la confianza depositada».

Respecto a sus delegaciones, destaca la edil, «cuento con menos atribuciones que en el pasado y no obtengo mejora alguna por ello, sino una gran responsabilidad por asumir la concejalía de personal, dado el ingente trabajo que supone sacar adelante una cuestión tan importante como la Relación de Puestos de Trabajo del Ayuntamiento. Igualmente, gestiono las áreas de Proyectos Europeos y, por supuesto, Patrimonio».

Debate

En el pleno del pasado día 5 de febrero, señala Cordobés que, «para abordar la nueva constitución del Ayuntamiento, un formalismo estandarizado, necesario y de fácil desarrollo, se convirtió en un bochornoso espectáculo protagonizado por la oposición que se centró en criticar, incluso, lo que ellos mismos hacían cuando eran equipo de gobierno».

Todo se resume, indica la concejala no adscrita, «en que las reglas del juego democrático solo pueden aplicarse según convenga a la oposición, olvidando que tan legítimo es hacer una coalición de partidos –por otra parte, tan dispares– para formar gobierno, como hacer una moción de censura cuando la situación así lo requiere, por el bien común y prescindiendo de intereses personalistas».

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La alcaldesa, manifiesta la concejala no adscrita, «en un gesto de salud democrática y talante conciliador, respetó y mejoró el uso de los turnos de palabra, lo que utilizó, sistemáticamente, la oposición para intentar agraviarme sin conseguirlo. Como dije, tengo una autoestima muy saneada y por ello pude aguantar presiones, menosprecios, injerencias en mis delegaciones, obstruccionismo y el vacío al que fui sometida y que, discretamente, soporté durante un año entero». Una muestra de ello, añade, «es el comentario que un miembro destacado de la candidatura del Partido Popular escribió en una red social en junio de 2020: ¿Existen la concejalía y la concejal de cultura?».

Este pleno, indica Cordobés, «ha sido el reflejo de lo que fue mi paso por el anterior equipo de gobierno donde se me empezó a presionar por negarme a pagar favores personales derivados de compromisos políticos, atrayendo así, la enemistad de las dos tenientes de alcalde. A partir de ahí, todos los esfuerzos iban encaminados a echarme del equipo de gobierno y que renunciara al acta de concejal para que recayera en un miembro del Partido Popular, sometido este a disciplina de voto y de partido».

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Transfuguismo

Francisca Rosa, manifiesta Cordobés, «centró el debate del Pleno en el transfuguismo, olvidándose de que ella fue alcaldesa gracias a una tránsfuga, que incumplió el pacto al que había llegado con el partido Independientes por Extremadura en 2007 y por el cual la alcaldía sería ejercida dos años por cada partido político, y quien facilitó que Rosa pudiera ser alcaldesa los cuatro años de legislatura, por lo que fue una tránsfuga de manual y a quien IPEX dejó sin militancia cuando se pasó al Partido Popular». En su caso, indica, «no he formado parte de ningún partido político porque figuraba en una candidatura en calidad de independiente y, ahora, continuo como concejal no adscrita a ningún otro partido».

El error de Francisca Rosa, señala Cordobés, «es no haber sabido gestionar la independencia de una concejala, creyendo que ejerciendo presión y dificultándole su gestión, cedería y abandonaría el acta. A ello, hay que sumar el hecho de que puso como número dos a una persona ajena a su partido, relegando a miembros del mismo que la habían defendido en su ausencia de la política local, ¿qué explicación se le puede buscar a ello, si no es desde su ansia por arañar votos de la izquierda y aumentar sus posibilidades de ocupar el sillón? Desde la distancia, creo, humildemente, que los votantes del Partido Popular merecen a alguien que les dignifique».

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