Gracias a la solidaridad y la generosidad, base de la donación de órganos, tres extremeños recuperan en estos días su alegría y redoblan sus ganas de vivir, con calidad y sin depender de una máquina. Es la buena noticia, aunque el hecho noticiable es que esas tres personas son vecinos de un mismo pueblo, Jerez de los Caballeros, y han sido trasplantados de riñón con muy poco tiempo de diferencia.
Juan Francisco Mesa Gómez, de 53 años; Francisco Martín Marín García, de 43 años e Ildefonso Gómez Lucas, de 34 años, forman ya parte de esa estadística extraordinaria de personas que explican la reflexión del coordinador regional de Trasplantes, Luis López, de que «el trasplante da sentido al fracaso que para el médico supone la muerte». Los tres han recibido hace dos semanas, con muy pocos días de diferencia, la llamada de la esperanza, con la existencia de un posible donante compatible y los tres han tenido la fortuna de se someterse a un trasplante renal del que se recuperan bien. «La evolución es favorable en los tres salvo pequeñas incidencias y somos bastante optimistas», ha destacado López a HOY.
El proceso que les ha llevado hasta el trasplante es distinto en cada uno, pero el sentimiento que expresan tras el mismo es idéntico, gratitud hacia el donante, su familia y hacia el equipo médico y todo el personal que lo ha hecho posible.
Juan Francisco Mesa que ayer viajaba desde Jerez a Badajoz para una revisión tras su intervención el 16 de septiembre, asegura encontrarse muy bien, «no tengo palabras para agradecer el trabajo y las atenciones del equipo médico, son maravillosos, mejor imposible», afirma con una mención a la doctora Rocío Martínez. En su caso, llevaba un año en diálisis y lo que más valora es que aunque queda un camino de recuperación, «dejaré de estar todo el día en la carretera, algo así te cambia la vida por completo y es una mejora de la calidad de vida».
Agradecidos
La historia de Francisco Martín Marín hasta llegar hasta ser trasplantado, el pasado 17 de septiembre, es bastante más larga. Con tres años empezó a ser tratado en el Hospital La Paz de Madrid. Padece el Síndrome de Alport, enfermedad genética que afecta a los riñones, oídos, ojos…Cuenta que su abuela se la transmitió a su madre y ésta a él y a su hermano, siendo ellas portadoras y los varones los enfermos, su hermano fue trasplantado de riñón el verano de 2018. Con 15 años comenzó un tratamiento para controlar factores de riesgo y desde enero de 2019, ante el mal funcionamiento de sus riñones, ha estado con diálisis peritoneal en casa, dependiendo de una máquina cada seis horas y con una vida limitada. En su caso han sido tres las veces que le han llamado para optar a un trasplante, a mediados del pasado mes de septiembre fue la tercer y la vencida, «estábamos tres personas como posibles trasplantados compatibles y esta vez me tocó a mí». «El trasplante ha ido fenomenal», afirma, pero su evolución se ha visto complicada al tener que ser intervenido de una hernia el pasado fin de semana. Martín está ya en casa, feliz con el nuevo horizonte que se abre ante sus ojos, «me ha cambiado la vida». Su agradecimiento es especial es para los doctores Francisco Caravacas y Rocío Martínez y para todo el equipo que le ha atendido, «no sabemos los médicos que tenemos en Badajoz, son impresionantes».
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Ildelfonso Gómez, el más joven de los tres jerezanos trasplantados, pero el primero en ser intervenido, el 12 de septiembre, llevaba desde 2018 en diálisis. A día de hoy se encuentra bien, ya lleva dos revisiones y sigue con atención los cuidados y las indicaciones médicas. Gómez se siente igual de feliz que sus compañeros y siente que le ha tocado la lotería. Para el supone estrenar vida y por ello se muestra igualmente agradecido a todo el equipo médico y a todas las personas que han tomado parte en ello.
Un acontecimiento
Detrás de cada trasplante hay un labor medida por parte de un equipo muy grande personas, en torno a un centenar, destaca el doctor Luis López, quien subraya que «el trasplante es un acontecimiento, no hay un enfermo trasplantado, hay toda una familia, y se produce un cambio radical en su vida». El coordinador regional de Trasplantes resalta además la labor y engranaje de la Organización Nacional de Trasplantes y los centros hospitalarios en los que se llevan a cabo, «es un proceso cohesionador y muy equitativo». Un proceso que tiene además un importante componente humano por el donante y su familia y por la persona trasplantada, de la que aseguran aprender y recibir mucho más.
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