Pluma o presa a la parrilla
En Jerez de los Caballeros hay un 'Oasis' de jamón y carnes ibéricas
J.R. Alonso de la torre
Sábado, 2 de junio 2018, 09:33
El Oasis es una institución jerezana, un lugar de referencia, ese negocio de hostelería que acoge a los cazadores muy temprano y a los matrimonios al atardecer; ese hotel donde paran los viajantes, los actores y los ganaderos y ese restaurante donde las familias celebran las primeras comuniones. Como hotel, el Oasis es sencillo, pero funcional. No hay lujos, pero no faltan los servicios que necesita el viajero: buenos colchones, wifi potente, climatización en su punto y ningún susto: el agua caliente manando, los accesos cómodos y un parking enfrente.
El Oasis queda en la calle El Campo de Jerez de los Caballeros, una de las que acceden al casco viejo. Nadie nos va a librar de las cuestas cuando nos acerquemos a descubrir la parte monumental de la ciudad templaria: Jerez es cuestas y si queremos conocerlo, tendremos que subir y bajar, ¡qué remedio! Pero antes de enfrentarnos a lo empinado, conviene tener una visión de conjunto que nos regala la terraza de este Oasis jerezano. Desde la altura, se vislumbran las torres, se columbran las sierras, se conjeturan las callejas que después recorreremos para descubrir la ciudad de los rincones y las torres.
Jerez de los Caballeros y de los restaurantes. Como en tantas otras villas y ciudades de Extremadura, la hostelería jerezana se apunta a la modernidad, se adapta a los tiempos y ofrece media docena de locales donde comer es un placer.
Hace unos días, les contábamos lo bien que se come en La Calle Fama. También les hemos referido historias en torno a los garbanzos del Mijina, alrededor de los cuales se han tejido algunas de las iniciativas empresariales más importantes de la región. No han faltado en nuestras crónicas los bollos turcos, el entrañable bar Capi ni la magnífica carta de la Hacienda Arroyo La Plata de La Bazana. Hoy nos detenemos en este Oasis cuyo nombre entronca con una de las tradiciones más castizas de los pueblos de Extremadura, donde siempre hay o ha habido un bar llamado Oasis.
Este Oasis jerezano cuenta con varios comedores, además de terraza y amplia cafetería. La carta, moderna, alargada y con símbolos que avisan de las claves nutricionales de cada plato, comienza ofreciendo la estrella imprescindible de la comarca: el jamón ibérico de bellota (16 euros), cuyas raciones son la mejor manera de descubrir a qué sabe un ibérico de primera en la capital del jamón. Tampoco defrauda el lomo, también ibérico y de bellota (15), siendo menos emocionante el queso de oveja curado (10), una opción de la carta, que no contempla tortas ni otras delicias queseras.
Muy sabrosas resultan las ofertas de pan: pan con salmorejo y jamón (5), de ajo con queso fundido (5) o la gran tosta de rulo de cabra con mermelada de cerezas (8). Los entrantes no fallan en platos siempre solicitados como la ensaladilla de gambas (8) o los huevos rotos con jamón (9). Tomamos un revuelto fuera de carta delicioso a base de huevo, jamón, trigueros y, novedad, yuca.
En los pescados, no hay nada inesperado ni llamativo. Se puede escoger (10) entre chocos fritos o gambones a la plancha sin que falten (9) los calamares a la romana, las pavías de bacalao ni el bacalao dorado.
Es en las carnes donde, además de en los entrantes ibéricos, destaca la cocina del Oasis. La clave es la parrilla y sobre ella (13 euros), pluma o presa con patatas fritas y ensalada o solomillo con roquefort. Nos sirvieron una variante con gracia: solomillo con pisto y patatas fritas. Los postres, bien presentados (flan de vainilla, sorbete de limón), no defraudan y son, quizás, lo más elaborado de un Oasis donde carnes y jamón se han convertido en bandera.
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