El Instito ‘El Pomar’ lleva a cabo esta semana su IV Ruta de los Castillos

Un grupo de 50 alumnos y 6 profesores del IES El Pomar realizan, en

bicicleta de montaña, desde ayer y hasta este viernes, 31 de marzo, la IV Ruta de los Castillos, organizada por dicho centro educativo. La ruta les lleva a recorrer, a través de cañadas reales, cordeles y veredas, un conjunto de pueblos de su entorno más cercano. En esta edición, les llevará por Jerez de los Caballeros, Burguillos del Cerro y Medina de las Torres) poblaciones todas presididas por un interesante castillo medieval y que, de forma totalmente altruista colaboran con este proyecto cediéndonos sus instalaciones, ha destacado Vicente López, profesor de Geografía del citado Instituto quien junto a su compañero José Manuel Carrón, coordina esta actividad.

Este proyecto, que nació hace 4 cursos, y que ya se ha consolidado para años sucesivos, pretende salvar el escalón existente entre lo que es la docencia puramente teórica, que es lo que hacemos habitualmente en las aulas, y la puesta en práctica de esos conocimientos, tratando de trasladar, aunque solo sea por unos días, las aulas a las dehesas, campos y pueblos de Extremadura, y cambiar los pupitres y ordenadores por la bici de montaña, explica López.. Todo esto, añade, intentando reinventar una nueva trashumancia cultural que acerque a nuestro alumnado a lo que significó histórica y culturalmente esta actividad para nuestra tierra, pero bajo una perspectiva distinta, la de recuperar nuestras vías pecuarias como itinerarios culturales y de ocio y procurar que los pueblos por los que históricamente pasaban estas rutas vuelvan a sentir de nuevo ese

tránsito al que tan habituados estuvieron.

Por otra parte, la actividad se utiliza como una herramienta para transmitir al alumnado valores como: el respeto, el compañerismo, el esfuerzo, la igualdad de género y el afán de superación. Estamos seguros de que la apuesta que hacemos merecerá la pena, ya que cuando acabemos nuestra ruta traeremos de vuelta a casa a unos zagales más maduros, más humanos y más conscientes de la belleza e importancia del patrimonio cultural y natural de su propia tierra, destacan sus coordinadores.