‘Cristo Resucitado’ luce con plenitud su expresividad y fuerza tras su restauración por el escultor Rafael Martín Hernández

La Iglesia de Santa Catalina, resplandeciente, tras distintas actuaciones que se han llevado a cabo en la misma, entre ellas, la mejora de su iluminación, labores de pintura y la limpieza de su magnífico retablo; ha sido escenario este domingo de la presentación de la imagen de Cristo Resucitado, obra póstuma del escultor Luis Ortega Bru para la Pontificia y Real Cofradía de Santo Domingo de Guzmán y Nuestra Señora del Rosario, tras su restauración por parte del joven escultor, imaginero y restaurador, Rafael Martín Hernández.

El acto ha tenido lugar tras la celebración de la Eucaristía en la que el párroco de Jerez de los Caballeros, Antonio María Rejano, ha destacado y agradecido la labor y dedicación de todas las personas que, en las últimas semanas, han trabajado en la mejora de este templo. En su intervención final ha invitado a todos los presentes a hacer comunidad y a hacer Iglesia y parroquia. Al término de la misa, ante autoridades, miembros de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Jerez de los Caballeros, representantes de las distintas hermandades y el resto de personas que se han dado cita en el templo en gran número, el presidente de la Cofradía de Santo Domingo de Guzmán y Nuestra Señora del Rosario, Antonio José Carrasco, ha dado paso al acto de presentación del proyecto acometido para la restauración de la talla de Cristo Resucitado. Carrasco ha cedido la palabra a Jesús Díaz Domínguez, miembro de la Cofradía del Santo Traslado y la Soledad de Málaga, quien ha destacado el buen criterio de la cofradía jerezana a la hora de elegir a Rafael Martín para dicha intervención, ofreciendo una semblanza de su trayectoria profesional. Díaz se ha mostrado encantado de estar de nuevo en Jerez de los Caballeros, ciudad que considera también su casa y ha agradecido la confianza de la Cofradía organizadora de esta cita, subrayando que con la mencionada restauración Cristo ha completado por fin su resurrección, pues era una imagen que no estaba totalmente terminada, ya que el insigne escultor Luis Ortega Bru solo pudo realizar su boceto, pues falleció, y fue su hermano, Augusto Ortega Bru, quien abordó su culminación. Sensibilidad, pasión y amor por su oficio son los aspectos que, según Jesús Díaz, ha sabido plasmar Rafael Martín Hérnandez, con la obra de restauración que ha llevado a cabo en la imagen de Cristo resucitado.

El proyecto

El propio Martín, gaditano aunque afincado en Sevilla, ha ofrecido una exposición detallada y acompañada de imágenes sobre la intervención que ha realizado en la referida talla, que fuera encargada por Fernando Lineros Carrasco en 1982 y realizada en madera de pino y de inspiración miguelangelesca. El escultor ha explicado que las vetas que presentaba la imagen, sin policromar, enmascaraban el modelado de la obra y dificultaban su percepción, refiriéndose también a las grietas que presentaba y a problemas de estabilidad en su peana. Martín ha resaltado algunos de los criterios que han sustentado su restauración: contemplar la imagen como pieza artística y devocional, consolidación estructural y policromarla para potenciar sus valores escultóricos, manteniendo sus volúmenes y su esencia expresiva. En su intervención ha eliminado los nudos que aparecían en la talla de madera, ha resanado las grietas y ha retocado el rostro. El proceso realizado ha suavizado la anatomía de la imagen, ha dicho, pero conservando la fuerza con la que lo concibió su autor. También se han insertado en la talla las llagas del costado y de las manos y se ha abordado finalmente la policromía y el tratamiento de los ojos de la imagen, siguiendo en este caso las indicaciones de la Cofradía. El resultado, ha expresado, es una imagen más luminosa que el próximo Domingo de Resurrección, se espera, luzca plena.

La Banda de Cornetas y Tamboes Nuestra Señora del Rosario ha hecho gala de nuevo de su extraordinario sonido, cerrando este acto con la interpretación de varias marchas de estreno con las que hacer honor al gran potencial musical que también atesora la Semana Santa jerezana.