Lunes Santo de penitencia, oración y recogimiento en Jerez de los Caballeros

Nadie debería ser insensible al dolor humano. En este tiempo, los hermanos y hermanas de la Vera Cruz hemos perdido familiares, amigos y conocidos. La resignación (que no la aceptación basada en la confianza) es la respuesta más humana. Pero también la más alejada de la fe. Por eso, creo que no me confundo si digo que, en general, este está siendo un tiempo donde, para nosotros, la oración ha cobrado más importancia, donde las palabras precisas de alivio cobran otro sentido frente a la resignación, pues emanan de ahí: del convencimiento de que sentimos tanto dolor desde la esperanza puesta en quien da luz a nuestra fe.

No tenemos posibilidades de hacer lo que, hasta ahora, venían siendo nuestras acciones más conocidas en esta localidad, pero somos mujeres y hombres que tenemos en la Cruz de Cristo un referente y nos damos apoyo los unos a los otros con la esperanza a la que me refería anteriormente.

Por tanto, para nosotros, este Lunes Santo, de nuevo, diferente, lo acogemos con ilusión, fe y esperanza. Lo hacemos con nuestra imagen titular, aún en el taller del restaurador y conservador David Triguero. No obstante, hemos encontrado en la exposición 'Una joya en Jerez, sus cofradías', una propuesta muy acertada de la Junta de Cofradías y la Parroquia de Jerez de los Caballeros.

Una exposición en la que, con la realización de altares efímeros, se muestra el rico patrimonio religioso cultural que poseemos y, también, nos da la oportunidad de contemplar las imágenes desde otra perspectiva, descubriendo detalles con los que, seguro, muchos jerezanos, nos sorprenderemos, al igual que todas las personas que la visiten. Una iniciativa que, además, nos ha permitido, sentir y rememorar, en cierta medida, el ajetreo previo a cada desfile procesional. Un ajetreo vivido en el montaje de estos altares que nos ha brindado la oportunidad de revivir, como hermandades y cofradías, momentos de convivencia en una normalidad, esperemos, efímera.

Sentimientos de quien guarda silencio, ora, cumple con lo que las autoridades civiles y sanitarias nos dictan y actúa ante la necesidad detectada cerca de nosotros. Sentimientos de cansancio, no lo voy a negar. Somos humanos. Cansancio y preocupación por las muchas necesidades que vemos a nuestro alrededor y sentimientos de quien batalla con dudas propias y ajenas ante tanto dolor. Creemos que esta pandemia ha puesto al ser humano de rodillas ante su propia incredulidad. Y creemos que nos vamos a levantar con la dignidad de ser hijos de Dios, comprometidos con la ciencia al servicio del hombre; alejados del odio y el ataque al otro por sistema; dispuestos a mejorar nuestro país frente a la desesperanza y la mediocridad; aprendiendo a actuar y no olvidando que debemos de trabajar para dejar a este mundo «otros hijos e hijas posibles». Y es aquí, donde nuestra Hermandad, continúa con su seña de identidad, a pesar de las dificultades, pues, somos conscientes de que hay muchas personas que lo están pasando mal por culpa de esta maldita pandemia, por lo que seguimos atentos y acompañando a tantas cruces diarias.

No obstante, también, es tiempo de celebrar. Celebrar que, este año, conmemoramos el XXV de la erección canónica de nuestra hermandad y aunque teníamos en mente bastantes proyectos, que se han paralizado, esperamos recuperarlos a lo largo del año para que sea homenaje a todas las personas que hicieron posible que, hoy, nuestra Hermandad haya logrado transformar la noche jerezana del Lunes Santo y dotado de generosidad y esperanza muchos corazones necesitados. Sirvan, además, de señal de afecto para con los que ya no están con nosotros y los que, actualmente, se comprometen a acrecentar aquel legado.

Ojalá esta Semana Santa se viva más espiritualmente lo que Jesús de Nazaret hizo por nosotros todos. Que se comprenda que hay muchas procesiones los 365 días del año y familias que llevar a pulso entre todos. Que se entienda que sin Resurrección no tiene sentido nada de lo que decimos que creemos y hacemos.