

La casi destrucción de lo que quedaba de la ermita de Santa María de Brovales, situada en la finca del mismo nombre en el término de Jerez de los Caballeros, inicia su periplo judicial. El juzgado de Primera Instancia e Instrucción jerezano va a citar como investigado en los próximos días a Ignacio Bernaldo de Quirós Loring, uno de los herederos del Conde de La Puebla, y a otras personas más -entre ellas. las que derribaron con una retroexcavadora buena parte del edificio religioso- por un presunto delito contra el patrimonio histórico. Tras sus declaraciones, la jueza de Jerez determinará si archiva el procedimiento o tiene continuidad con la posterior celebración de un juicio.
Según puede adelantar HOY, el juzgado de Jerez ha abierto diligencias por ese delito una vez que la Guardia Civil, a través del Seprona, ha entregado un informe sobre el caso, que conmocionó a la localidad de la Sierra Suroeste y al mundo cultural extremeño a finales de marzo. Previamente, la Junta de Extremadura, a través de la Consejería de Cultura, elaboró otro informe para la Benemérita en el que se determinaba, entre otros aspectos, los daños reales del edificio. Se encontraba en estado ruinoso pero conservaba una estructura todavía que la hacía ser una joya patrimonial.
El dueño de la finca Santa María de Brovales es una sociedad limitada, Las Veranas SL, con sede en Madrid. Ocupa una parcela de 68,6 hectáreas y sus propietarios están vinculados con la aristocracia más conocida de España. El administrador único de la empresa era hasta noviembre Francisco Bernaldo de Quirós y Fernández de Córdova, vigésimo marqués de Bacares y vigésimo tercer conde de la Puebla, de 63 años. Hace cinco meses tomó el relevo su tercer hijo, Ignacio José Bernaldo de Quirós Loring (29 años).
Como contó este periódico, Santa María de Brovales se alzaba sobre un notable yacimiento romano. La iglesia primitiva se erigió en época visigoda. La Orden del Temple la restituyó como centro de culto destacado. Las últimas reformas se realizaron en época barroca. Tras su abandono sirvió parcialmente como casa de campo. El ábside de la ermita se reconvirtió en vivienda, quedando incluida en la misma lo que pudo ser sacristía.
En declaraciones a este periódico, Ignacio Bernardo de Quirós señaló que no sabían que la ermita no se pudiera derribar a la vez que manifestó su deseo de contribuir a su rehabilitación. Hay que recordar que está incluida en el catálogo municipal de inmuebles de valor artístico y arquitectónico situados fuera del casco histórico, como un edificio singular de interés prioritario, protegido por la Ley de Patrimonio de Extremadura. Esa misma disposición a la colaboración se la transmitió a la alcaldesa de Jerez, Virginia Borrallo, en un encuentro que tuvo en esta primavera en el despacho de Alcaldía.
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