La emoción y el júbilo por un nuevo Domingo de Ramos marcan el inicio de una Semana Santa diferente
JUAN MIGUEL RAMÍREZ
Domingo, 28 de marzo 2021, 15:32
Una nueva luna llena se inicia en los albores de la primavera y con ello, para unos, un estallido de sentimientos, para otros, la tradición de siglos y siglos de historia de Jerez. Para los que vienen de fuera, una cultura artística y musical digna de ser contemplada y admirada, para jerezanos, añoranzas del pasado e ilusión puesta en un futuro algo más prometedor que el presente. Para los mayores, deseos de reunir a la familia en torno al hogar fraterno; para los más jóvenes, tomar el relevo que cargaron sobre sus hombros sus antepasados, y para TODOS, la celebración del misterio más grande de nuestra fe: «La Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo».
Hace un año, los cofrades estábamos inmersos en nuestros cultos cuaresmales, ceremonias de besapiés o besamanos, cuando comenzaron a llegarnos noticias de un virus que azotaba China, Italia y que empezaba a llegar a España. Los triduos, quinarios, septenarios se quedaron montados y solos, las parihuelas en las casas de hermandad o los templos y nuestras vidas se vieron afectadas. Todos, menos los esenciales, metidos en casa en una experiencia nunca conocida por la amplia mayoría de los cofrades.
No obstante, centrémonos en esta Semana Santa en la que estamos inmersos. Muchos, a estas alturas, habremos pasado el virus, otros incluso estarán vacunados, y la mayoría aún no lo habréis pasado, pero ya sabemos qué podemos y qué no podemos hacer. Los protocolos a seguir para minimizar los riesgos. Por ello, os pido que vivamos la Semana que tenemos, no es la que desearíamos, pero es la que tenemos.
Así que, montemos altares efímeros de cultos para mayor gloria de Dios y su Madre, en su montaje hemos sentido de nuevo la hermandad entre los cofrades, el trabajo compartido, el espíritu cofrade…. y recemos. Recemos por nosotros los cofrades y por los que no lo son. Solo nuestra fe hará que todo esto pase y que volvamos a la normalidad cofrade.

Mientras llega, habrá que disfrutar de lo que podemos vivir, pronto llegarán otra vez esas reuniones de Junta de Gobierno donde ves y hablas con amigos y hermanos que ves de tiempo en tiempo, de ver esos cortejos majestuosos en las calles de nuestro Jerez, impregnarnos en las nubes de incienso, disfrutar de la subida de la Ladera del Correo, de una marcha, de una saeta, o de una copa de vino brindando en la casa de hermandad o en un bar con amigos y hermanos en actos o previos de salida. Pero mientras esto llega, soñemos con nuestras cofradías y vivamos del recuerdo.
Echemos la vista atrás… Nuestras madres o esposas, sacaron ya del arca la túnica que con cuidadoso esmero guardaron el año pasado. Las cepillan y las planchan y recuerdan que este año tienen que sacarle un poco el bajo. Al final, todo está preparado como tan sólo ellas saben hacerlo, poniendo la vida en ello y tratando todo con el mimo y la delicadeza que tal menester merece y así, poder acompañar a Cristo y a la Virgen por las calles jerezanas.
Sí, hermanos catalinos, acompañemos a Cristo Triunfante que entra por las calles de Jerez y viene en su mejor trono, y no me digáis que no viene en un trono, sino en una burrita, porque Él mismo eligió «tan preciado trono». Ya viene el Rey de los reyes por la Jerusalén jerezana. Atraviesa el dintel de la puerta de la iglesia de Santa Catalina. No viene solo Jesús, le acompañan multitud de nazarenos y niños hebreos con palmas y, al final, su madre: la Virgen del Rosario.

Es Domingo de Ramos. Vemos al Señor entre incienso, flores y cera, mientras repican las campanas en la torre, mezclándose entre las notas de música, de trompetas y tambores acompañándole; todos saludan con sus melodías al hijo de Dios que, a lomos de una borriquilla, se acerca. Y, dentro de nuestro corazón y en nuestro pensamiento el recuerdo de los que ya no están y tanto hicieron por Jerez y su Semana Santa, por inculcarnos el sentimiento cofrade, mientras nos decían mirándonos fijamente a la cara: «el verdadero cofrade no se hace, sino que se nace».

Desde aquí, quiero agradecer a las Cofradías, parroquia y redes sociales cofrades, por mantener la llama encendida. Esa llama que necesita ser reavivada constantemente para que no languidezca en los corazones de los cofrades, bandas, costaleros… Esto hace que todos sigamos viviendo en cofrade. Quizá sea el momento de proponer soluciones imaginativas que garanticen las medidas de seguridad en todos los actos que celebremos. La pelota está en el tejado. Ahora deben ser las cofradías las que decidan entre adaptarse hasta que volvamos a la normalidad o quedar relegadas en el olvido y, con ello, en un serio peligro de adormecimiento.
Terminaremos con palabras de Joaquín Sancho, miembro de la Banda de 'Los Catalinos' y que dice así:
«Se han abierto las puertas de Santa Catalina. Nuestro Cristo del Triunfo, con gesto humilde y misericordioso, nos muestra un camino de fe que no debemos abandonar. Juan Miguel al llamador, primera 'levantá' en la que ya estamos a sus pies: ¡nuestro Cristo no volverá a estar solo!
Suena en las calles de nuestro barrio 'Vida, sentimiento y pasión'. Tres palabras que son la esencia de nuestro mundo. Toda una vida dedicada a un barrio, a sus gentes. El barrio no se entiende sin la Banda y ésta no se entiende sin el barrio. Nuestros sones llenan de vida el Barrio Abajo. Treinta y cinco años han pasado ya; padres e hijos, tíos y sobrinos, hermanos… Toda una vida de esta bendita locura. Locura que conseguimos trasmitir más allá de los corazones de un barrio, más allá de las murallas templarias. Este barrio, esta banda, tiene algo especial para todos esos catalinos de adopción.
Es un sentimiento que no conseguimos explicar, que compensa el sacrificio, el trabajo, las ausencias familiares y los kilómetros realizados… Solo hay algo que lo puede explicar y es la pasión por la Semana Santa y por todo lo que emana de esta buena gente, de esta gran familia.
Esto es parte de nuestro mundo, que este Domingo de Ramos no podremos revivir, pero que vamos a intentar compartir a lo largo de estos días. En estos momentos difíciles, emerge el sentimiento y la pasión que guardamos en la más profundo de nuestro ser».
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