

JUANA ROMERO
Martes, 25 de junio 2019, 07:52
La vida cotidiana en un pueblo consiste para la mayoría de los individuos en trabajo diario, algo de tiempo en familia y amigos, un rato para las aficiones y no suele haber muchos sobresaltos o vuelcos existenciales…a no ser que un día decidas meterte en política y en cuestión de semanas , por avatares del destino, te conviertas en el personaje más popular del lugar.
Conocí a Juan Carlos Santana en 1993 cuando tenía 19 años, trabajó para la empresa familiar durante 7 años. Siendo el más joven de la empresa, pronto destacó por unas cualidades que le convirtieron en un valor seguro: honesto, trabajador, capaz, amable y bondadoso; acababa de hacer la mili , era humilde y discreto, con una responsabilidad inquebrantable, y fue un gran pilar para la empresa dirigida por un jefe altamente exigente, «el granaíno».
Juan Carlos ha sido un poco rara avis en el entorno jerezano, quizás por su sólida afición a la música heavy, que para aquellos que lo desconozcan es uno de los géneros más ricos musicalmente aunque su contundencia sea difícil de encajar por la mayoría; sus grupos favoritos siempre han sido Judas Priest, Metallica, Iron Maiden… y casi todos los clásicos de este estilo.
En cada uno de nuestros encuentros ocasionales, por el carácter de mi trabajo, compartimos charlas de grupos y conciertos y puedo garantizar que sus conocimientos están a la altura de los críticos profesionales.
Es un lector empedernido y sigue fielmente a autores como Saramago, Delibes, Julia Navarro o el último Premio Planeta Santiago Posteguillo.
Fue padre a los 20 años lo que confiere un temprano y marcado sentido de la responsabilidad. A sus 45 años sigue siendo un deportista constante practicando el culto a mente y cuerpo.
A principios de Junio, Juan Carlos avisó a la empresa en la que llevaba 8 años realizando trabajos forestales por toda la geografía, que seguramente tendría que dejarla para emprender nuevos retos. Desde que el día 15 fuera nombrado alcalde de Jerez, en ese instante se convirtió en un personaje público, con todo lo bueno y por supuesto lo malo que ello conlleva, su nombre saltó a las agencias de noticias y a los informativos nacionales por lo peculiar de su nombramiento.
Nada más nacer a la vida pública tuvo que vivir los momentos más amargos de esa popularidad, los abucheos tan poco democráticos y la reacciones más lamentables, fruto de la pataleta de unos pocos seguidores del grupo saliente que no aceptan las nuevas circunstancias del tablero político en la era de los pactos.
Dado su carácter amable y conciliador, imagino lo difícil que debió ser tanto para él como para su familia – Juan Carlos no quiso que ninguno estuvieran presentes- pero su templanza le hizo salir airoso y dar la bienvenida al ruedo político y social de un municipio que, en muchas ocasiones, no perdona el éxito.
Actualmente los españoles nos hemos adentrado abruptamente en la marejada política como quien opina y comenta la prensa rosa, se ha convertido en el nuevo entretenimiento de masas, en el último rifirrafe de las redes sociales, algo impensable en la pasada década y que me parece muy saludable , por cierto. Y resulta que Santana llega a este nuevo escenario, sin pasado político, sin cargas ni sambenitos, y eso es aún más saludable.
La poco original sentencia de «pacto de la vergüenza» y demás descalificaciones, quiero creer que vienen dadas por eso, por el berrinche del momento y el shock institucional al ver la vuelta repentina de la tortilla casi por los pelos.
Aun si no conociéramos personalmente al protagonista de esta historia , el cambio es siempre saludable, las leyes electorales es lo que tienen – ningún partido gobernante las ha cambiado hasta el momento- y en la era de los pactos estas cosas son las que pasan.
Hay quienes también ven en esta alianza atípica valentía, coraje, tolerancia y empatía entre vecinos …ya que los responsables sabían la que se le venía encima y puede que lo más positivo de este pacto sea que Juan Carlos es el que lleva la voz cantante y que los otros dos candidatos, más curtidos en estas lides, hayan sabido ceder el testigo generosamente al candidato con el mejor perfil social de cara a la vecindad.
Sembrar el terror político ante los monstruosos adversarios también es trending topic actualmente…lo de que «viene el coco» ha pasado a ser el argumento más facilón, pero en este caso Juan Carlos tiene muy poco de coco y menos de marioneta como se han empeñado en tacharlo a priori.
Me parecen bien todo tipo de colores políticos, todos tienen sus cosas buenas y bastantes malas, pero en las elecciones municipales se antepone el individuo a las ideologías. es algo intrínseco al ser humano, quieres y apoyas a quien conoces y respetas.
Juan Carlos Santana viene a escribir una nueva etapa en la historia de Jerez. Será muy interesante observar y participar en esta era.
A un político se le deben presuponer las cualidades arriba descritas y él ya las trae de casa. Ahora toca su turno y eso en una democracia se debe respetar. Flaco favor le hicieron a la edil saliente sus acólitos en la investidura de Santana, una manera nada digna y bastante triste de despedir su mandato.
El flamante alcalde deberá demostrar que , además de esas virtudes propias, su trabajo, compromiso, firmeza y constancia le otorgarán la experiencia necesaria para hacer de Jerez un gran lugar, con el apoyo y colaboración de unos vecinos que en el fondo , más allá de las ideologías, todos desean lo mismo, que el lugar donde viven sea cada día mejor.
*Juana Romero es de Jerez de los Caballeros, es Licenciada en Periodismo y Master Universitario por RNE y La Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en Virgin, EMI, Cuatro y Mediaset y en la actualidad trabaja en la promotora de conciertos Doctor Music.
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