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La campana más antigua existente en la Casa de Hermandad de la Vera Cruz.
LAS CAMPANAS DE JEREZ
lugares y gentes

LAS CAMPANAS DE JEREZ

A Gervasio Rodríguez Pérez, afanoso defensor de nuestro patrimonio cultural

feliciano correa. académico y Cronista oficial de la ciudad

Martes, 5 de junio 2018, 20:35

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Solo un estrecho callejón separaba las paredes de nuestra casa del convento de los frailes. En lo alto de esos gruesos muros se elevaba el recio campanario de San Agustín y, en el silencio ardiente de la siesta, cuando los pájaros caen muertos, se escuchaba el tedio sobón y monocorde del órgano de los frailes cordimarianos. Resoplaba el fuelle organero que manejaban los novicios y, cada día, sonaban las campanas. Los jerezanos distinguían en el pasado las voces de cada campanario que eran en su sonar el corazón del tiempo. Escribe Johan Huizinga en El otoño de la Edad Media que había un sonido que dominaba una y otra vez el rumor de la vida cotidiana y que, por múltiple que fuese, no era nunca confuso y lo elevaba todo pasajeramente a una esfera de orden y armonía: las campanas que anunciaban con su voz familiar ya el duelo, ya la alegría, ya el reposo, ya la agitación Pues por duelo repicaron algunas ermitas cuando el terremoto de Lisboa (1-XI-1755) que tanto afectó a Jerez. También leo en el manuscrito de Santa María de Brovales, y en portada: el día 3 de Marzo de 1763 sequitó del campanario dela ermita de Nª Sª de Brovales la campana qe tenía pr estar cascada pr desgaste y por hacer campana nueva y dicha dha campana qe se quitó tenía grabada o esculpida una inscripción que decía así: SANT JACOB ORA PRONOBYS. ANNO 1614 y pesó dha campana qe se quitó 43 libras forfolis.

Si las campanas hablaran rescataríamos de sus bronces el disco duro de su trayectoria, regalándonos curiosos relatos. Muchas de ellas, usadas desde el siglo VIII, han desaparecido. Así, el arcipreste depredador Manuel Rincón regaló la situada en la ermita del Espíritu Santo a doña Pilar Pérez de Guzmán, que la llevó a su finca La Crespa. La descolgó y me lo contó el serviciario de parroquias José Romero, conocido como Pepe el Calva.

Los fundidores solían grabarlas. En 1974 anoté en la Casa-Fuerte de la Granja, una inscripción: Jesús, María y José. La mandó fundir el Exmo. Sr. Marqués de San Fernando. Año 1817. Tal vez la trasladó luego el propietario a Sierra Brava, su otra finca.

Otras anotaciones encontré en los libros eclesiásticos, como la referida a la Parroquia de San Miguel: El 4 de agosto de 1833, Antonio Ramírez Navas, fundidor de Zafra, firma un recibo por un esquilón. Recibió 107 rs. y 17 mrs, más un esquilón viejo. Se pagó en portes a Benito Correa, 8 reales el 8 de agosto de 1833.

Junto al clausurado asilo de ancianos, que tenía campana, estaba la Fuente de la Higuerita, (o Fuente de la Silva), elevada en 1571 y, en 1959, el ayuntamiento, siendo alcalde Miguel Granado Sánchez, vendió ese espacio y la fuente al veterinario jerezano José Atanet Borrego (el 2.IX.59) y ante el notario Fernando Álvarez Suero. Unos días después Atanet, que actuaba como persona interpuesta, la vende a quién sería su suegro, el solvente comerciante Antonio Paniagua Carrizosa, el cual, tan campante, se hizo ahí una cochera. La campana de ese asilo la custodia don Luis Narváez Guzmán, que me permitió fotografiarla. Fundida en 1868 estuvo en esa capilla del asilo creada por don Ramón Lázaro Infante.

La del reloj repicaba cuando había incendios o alarmas. En una nota referida al Cabildo jerezano leo: Campanas del relox a Cabildo. Año 1593. En 1 de agosto de 1593 se acordó que se llamase a Cabildo con Campana del relox y que no se pasase recado a los regidores. La campana actual, la mas grande, señala: Esta campana fue fundida año 1888, siendo presidente del ilustrísimo ayuntamiento Diego González García. Fundida por Alfredo Villanueva. La menor dice: Consolatri aflictorvm ora pronobis. Año 1748. Muy probablemente ésta procedía del Convento de la Consolación, sito en la Fuente de los Santos.

En el Colegio de Humanidades de Santa Catalina erigido por el Marqués de Rianzuela en 1843 en lo que fue convento Madre de Dios, luego de Hermanas de la Cruz desde el 20.4.1942, se dice junto al reloj de ese campanario: Me hizo Antonio Carvajal. Año 1845.

En la sólida ermita de los Mártires, en 1962, se colgaron dos campanas, Martilera y Callonca, y el esquilón llamado Golondrina. Fueron padrinos de su cuelga la piadosa niña Mª José Rodríguez Cordobés, junto al también piadoso niño Francisco Fuentes Gallardo, luego destacado miembro del PSOE. Acudió vestida de primera comunión Mª Areces Bravo. Costaron las dos campanas 8.500 ptas. y el esquilón 1.150. Agradezco a Encarna Sánchez Pitel la confirmación de estos datos.

Olvidada, como otras pequeñas que existen todavía, ha sobrevivido la de San Lorenzo. Fue reparada gracias al jerezano Cándido Ferrer, en 2007, que la grabó así: San Lorenzo. Fundida en Madrid en 1810 la bajó Gervasio Rodríguez Pérez y se llevó a la torre de Santa Catalina.

La que pende en el extinto Convento de La Gracia es de 1748.

El proyecto de restauración de 2007 pretendía también hacerlas sonar automáticamente con golpes electromagnéticos. En el informe de 2008, del sacerdote Nicomedes Silos, se ven unidos los intereses del Ayuntamiento, la Fundación Sevillana-Endesa y la Comunidad Interparroquial, que allegaron fondos para los arreglos. Señalo algunas grabaciones de las ahora existentes:

Santa María, son de 1905, dice una: siendo párroco Ricardo de la Vera y Cumplido, en 1818, siendo cura Martín Mergeliana, Luis Martínez de Cespede y Tomás Fernández, gobernando D. Pedro Regalado de Espinosa, Barón del solar de Espinosa.

San Bartolomé: Una está dedicada a Santa María del Reposo, en 1748, y la segunda a la memoria del cura Juan Antonio Núñez Barrero, en 1780.

San Miguel: Dedicada una a don Alonso de Solís Tous de Monsalbe, Marqués de Rianzuela, en 1790; otra a la Purísima Concepción, en 1818.

Santa Catalina: La campana mayor es de 1902, con el nombre de Santa Catalina, cita a Juan José González y Gómez de Solís, sacerdote. En otra, con inscripción latina, aparece el nombre de Santa Catalina y el de Emmanuel de Figueroa.

En total se restauraron 19 campanas, y se hicieron dos nuevas. Una nueva se fundió en homenaje a los arzobispos extremeños Antonio Montero Moreno y Santiago García Aracíl; pesó unos 240 Kg. y se colocó en San Bartolomé. Otra nueva pagó el Ayuntamiento, dedicada a la Virgen de Aguasantas; se colgó en Santa María. El Ayuntamiento apoyó esta contribución ya que las campanas del reloj procedían de las iglesias y no quería el Ayuntamiento que se descolgaran. En total hay 24 campanas en uso (2 en las Hermanas de la Cruz). Cada parroquia tiene 5, menos Sta. Catalina que tiene 6. Está también la existente en la Casa de Hermandad de la Vera Cruz, es la más antigua, de 1674, pesa 25 kg. L de mayor peso en España cuelga en la catedral de Toledo, fundida en 1753, pesa 17.800 Kg. Pero mayor es la del Kremlin, fundida en 1733, tiene casi 250.000 kg.

La reciente restauración la realizaron los maestros Rivera, fundidores de Montehermoso y el 2 de marzo de 2008 se fijó para inaugurarlas. Asistió la alcaldesa Francisca Rosa y la Concejala Reyes Palencia. Habló el propietario de la casa fundidora, y el sacerdote Nicomedes Silos para dar las gracias.

Luego, desde la terraza de San Agustín, yo estaba allí, las escuchamos sincronizadas por ordenador y por este orden: Santa María, San Bartolomé, San Miguel y Santa Catalina. Las campanas jerezanas son de bronce, cobre, estaño y de estilo gótico.

Un estudio sobre la historia de nuestros campanarios y con cerámicas explicativas en las parroquias, sería interesante. Se comenzaron a usar en Europa en la región italiana de Campania y han sido estas voces de bronce el pálpito sonoro en nuestra ciudad y en su extensísimo y hermoso término municipal donde tantos campesinos cristianos moraban.

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