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Carlos Boza, con su Citröen en el Karting de Talavera. PAKOPÍ
Cuando la adrenalina no tiene fecha de caducidad

Cuando la adrenalina no tiene fecha de caducidad

Carlos Boza, histórico piloto de Jerez, competirá en el 50 aniversario del Rally de la Vendimia contra los hijos de aquellos que en su tiempo fueron rivales y amigos

MARCO A. RODRÍGUEZ

Martes, 14 de septiembre 2021, 19:52

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Algunas personas sienten tanta pasión por algo que parece que lo llevan en la sangre, de forma perenne, sin fecha de caducidad. Pueden estar años algo distanciados pero en cualquier momento salta la chispa y la adrenalina les conduce al punto de partida. Algo así sucede con Carlos Boza, histórico pilotos de nuestra tierra. El primer extremeño en participar en un Campeonato de España completo hace más de tres décadas, cuando el motor no estaba tan arraigado en Extremadura. Una importante cuota de esta expansión es responsabilidad de otro histórico, el Rally de la Vendimia, que en diez días celebra su 50 aniversario con una nueva edición. Motivo justificado, entre otros, para que Boza vuelva a enfundarse el casco y el mono ignífugo para recordar los viejos tiempos, aquellos en los que competía contra los padres de quienes hoy pelean sobre la tierra o el asfalto por cruzar la meta antes que nadie. Eduardo Noriego padre fue su adversario. Su hijo, del mismo nombre, es ahora tal vez el mejor piloto de la comunidad, líder de una generación cuyos progenitores siguieron la estela de Carlos.

Porque Boza fue todo un pionero. De esos elegidos que abren paso a los demás. A sus 58 años, recuerda con nostalgia el vetusto Seat 127 con el que inició su trayectoria deportiva. «Llegábamos los últimos casi siempre, pero nuestra intención era aprender y acabar todos los rallies. Luego ya pude tener un Volkswagen Polo y con ese coche empecé a plantar cara y a ganar carreras». Se proclamó campeón de Extremadura en 1993, 1994 y 2000. La mencionada participación en el nacional incluía una prueba del Mundial como fue el Rally de Cataluña del 95. Otro hito del automovilismo regional. «Fue una aventura que alguien tenía que hacerla y fui yo. Tuve mucho apoyo de la federación extremeña y su presidente Juan Pardo. Recuerdo que entonces no había móviles y tenían que ir a recogerme a muchos lugares. Eso ha cambiado mucho, hoy hay más medios».

Pero cuando estaba en el cénit de su carrera, en el año 2000, sufrió un grave accidente de tráfico con secuelas importantes para él y su mujer. Tuvo que dejar las cuatro ruedas pese a seguir teniendo contacto con el Motor Club Jerez, del que sigue en su directiva.

Dedicarle menos tiempo y esfuerzo a su gran afición le permitió introducirse en múltiples escenarios. Inquieto y con aspiraciones, como se reconoce, hace 25 años fundó la Asociación de Industriales Jerez de los Caballeros con el propósito, según describe, de que la localidad templaria –capaz de albergar grandes firmas como Cristian Lay o el Grupo Gallardo– cuente con un polígono industrial de mayor calado y mejores comunicaciones. «¡Pero si tenemos las mismas carreteras que cuando yo pilotaba hace 30 años!», lamenta.

Este jerezano multitarea también es empresario en una doble vía. Por un lado, junto a su hermano, ingeniero informático, fundo la empresa Localnet, en Jerez, que presta servicios informáticos. Por otro, es ganadero de porcino en una tierra muy rica y con gran caché en lo referente al cerdo ibérico.

Y no es todo. En un pueblo donde todos se conocen en ocasiones uno termina en sitios inexplorados. Y así fue. «Me fueron metiendo poco a poco, y ya sabes... Siempre he tenido ilusión por aportar para que Jerez mejore y me metí». Se convirtió en concejal de Ciudadanos, actualmente de Comercio. Fue noticia de primera plana cuando entre Ciudadanos y el PP propiciaron que el alcalde fuera el representante de Unidas Podemos, dejando sin Gobierno local a la alcaldesa del PSOE. Cosas de la política. Preguntado sobre si tuviera que escoger entre la Alcaldía jerezana o ganar el Rally de la Vendimia, elige ganar la prueba almendralejense. «Sin dudarlo. Si además yo nunca he querido ser alcalde. Los rallies sí los llevo en las venas. Te genera una gran adrenalina. Alguno lo he corrido con cierta dolencia o enfermedad y ni me acordaba», sostiene.

El Citroen DS3 R3 de Carlos en el circuito talaverano bajo una intensa lluvia.
El Citroen DS3 R3 de Carlos en el circuito talaverano bajo una intensa lluvia. PAKOPÍ

El Rally de la Vendimia, hace 40 años, era un icono del mundillo. El germen de una gran evolución en Extremadura. Antes había cuatro rallies en España y era uno de ellos. Carlos Sainz hizo currículo apareciendo en el palmarés. «Por eso vuelvo. Hoy en día con las redes sociales, que son una pequeña droga, me han ido comiendo la cabeza pilotos de mi época que lo van a correr, como Isidoro Jiménez o Pepe Barragán, y al final me convencieron para volver. Quiero hacerlo por los organizadores, que se merecen ya un reconocimiento regional», confiesa Carlos, que se muestra atónito por la expansión de este deporte. Como ejemplo, subraya que existen empresas que te ponen a disposición el coche para competir, en su caso el Citroën DS3 R3, en una especie de alquiler, con mecánicos y todo. Eso sí, pagando una fianza de 60.000 euros por si hay daños.

Coche al que tendrá que acostumbrarse, con su copiloto José Ramón García, porque dista mucho de lo que en su día pilotó. Es automático, sin embrague, pero con marchas en el volante, algo inverosímil antiguamente. También cuando era niño y su padre, muy aficionado al motor, le llevaba al Rally de Portugal. Lo dicho, en la sangre.

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