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Rafael Carrasco González.Archivo HOY Jerez.
El Maestro Tirantini
LUGARES Y GENTES

El Maestro Tirantini

«Puedo afirmar que una conversación sosegada con Rafael Carrasco González brinda la posibilidad de saborear el casticismo en las maneras«

feliciano correa Gamero.

Martes, 27 de febrero 2018, 06:53

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LUGARES Y GENTES

Quiero con esta sección ofrecer una plataforma cercana donde tengan cabida los temas jerezanos. Jerez es mucho Jerez, pero algunas cuestiones no tienen interés prioritario fuera de nuestro cercano ámbito de convivencia. Por ello agradezco a HOY Jerez de los Caballeros el que me haga sitio. Espero que esta sección sea del agrado de mis paisanos.

EL MAESTRO TIRANTINI

Si las letras tuvieran la gracia de reproducir lo que sentimos, la literatura nos haría mucho más felices. De tal manera que por esa limitación del escritor para reflejar lo que dentro de él anida, un día se inventó la novela a fin de contar historias que nos brindan la posibilidad de aproximarnos a la realidad por el camino de la imaginación creadora. Ser novelista es una gracia que a mí, como Cervantes confesaba de la poesía, no quiso darme el cielo, de tal manera que ahora me veo en la tesitura de escribir sobre un personaje sin parapetarme en la fabulación que con analogías y metáforas pudiera llevar mejor al lector a conocer al ser del que hablo.

Puedo afirmar que una conversación sosegada con Rafael Carrasco González brinda la posibilidad de saborear el casticismo en las maneras. Es amigo del refrán, del dicho pueblero, de los giros del lenguaje para poner sal y condimentos y convertir la conversación en un prodigio alado, divertido y ligero de equipaje.

Lo he conocido como contertulio relajado, como amigo de copas y palabras, alegrándose con el desenfado que posibilita eso tan antiguo y placentero que es pasar el rato. Usar el tiempo para la recreación es parte del saber vivir, y Rafa es tan aplicado en esto como riguroso con su oficio de músico. Una habilidad que ha sabido trasladar a sus hijos David y Sergio, haciendo de ellos cualificados profesionales. Cuando veo a los tres coordinados y llevados por el ronzar de la partitura, aprecio el valor de las generaciones que pueden entender qué cosa es el relevo. Antes Rafa, compositor también, iba delante de la banda de música como director, con su batuta y su ojo avizor. Ahora se ha camuflado entre los demás componentes y su hijo va en la cabecera marcando el compás.

Podría pensarse que por esa condición castiza y costumbrista de mi amigo estamos tal vez ante alguien superficial y desaliñado. Todo lo contrario. Rafa es pulcro en su lógica, y también en el vestir, podríamos decir que marca tendencias, de hecho se le apodó como Maestro Tirantini por la espléndida colección de tirantes que luce. Siempre he admirado a la filosofía tomista por ese empeño en saber distinguir. Y Rafa lo hace. Rafa es un sentimental que sabe separar al Dios del César, a lo humano de lo que no lo es. Tiene un corazón enorme y un mirar por el que se adivina cómo te está registrando tus vocablos y cómo los procesa en el disco duro de sus entendederas. Su trayectoria se ha forjado en la dificultad, como muchos de su generación. Supo de las carencias desde niño, del dolor amargo de los sabañones que como un hándicap voraz se parasitaban en las orejas en aquellas aulas heladas, donde solo un escuálido brasero de picón acompañaba la mesa del maestro de escuela.

Este año 2018 los componentes de la Junta de Cofradía lo han nombrado Caballero Cofrade, el más alto título que puede merecer un jerezano vinculado a esta fiesta sacra de interés turístico nacional. Con esta distinción se agradece y elogia su peripatear incansable en las noches primaverales, en las madrugadas de relente y velones temblorosos, enlazando unas procesiones con otras, siempre con esa cordialidad que desliza con su palabra oportuna para sobrellevar mejor el madero de la música.

El año 1995, coincidiendo con el 75 aniversario de la Banda Municipal de Música, entregó a la imprenta una obra donde, para apuntalar la memoria, se recogen los nombres de sus ilustres predecesores, recordando que en el año 1886 ya funcionaba en la ciudad la conocida como La banda de El Marqués, dirigida en el siglo XIX por Andrés Cardenal. Rafael Carrasco fue nombrado director de la banda en enero de 1991. Aunque él ya formaba parte de la misma muy tempranamente desde 1960.

Música, fervor por la semana mayor, personalidad singular, Rafa debería ser declarado especie protegida, porque forma parte de ese cogollo de tipos irrepetibles, hijo de un tiempo atroz y pordiosero desde luego, donde muchos somos supervivientes sin que fuéramos asistidos por esa legión de psicólogos que aparecen ante cualquier catástrofe. Vivir en aquellos años de nuestra infancia en una ciudad de diferencias sociales enormes y de tantas injusticias ya era una catástrofe.

Rafa las ha superado todas, y ha vivido como bien lo sabe su mujer Antonia. Porque vivir no es solo ver pasar los días, es sentir el riesgo de afrontar trances, de laborar y de arriesgar. De hecho solo se vive si se arriesga. Amante del campo y de los animales forma parte de su costumbre acudir a la naturaleza, allí se retira para encontrarse. Porque lo conozco puedo afirmar que sabe usar su corazón para degustar cómo es el fuego en carne propia cuando la máquina de amar se pone en marcha. Todo él es un compendio curioso y algo exótico. Ahora sus paisanos le hacen un giño nombrándole Caballero Cofrade a quien ya era con todo derecho Caballero de Jerez.

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