

paula díaz
Jueves, 25 de agosto 2016, 16:09
La industria del corcho en Jerez de los Caballeros, ciudad donde cuenta con gran tradición y en la que gozó de gran esplendor hacia la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX, afronta un futuro incierto. Las pocas empresas que perviven subrayan la dificultad de competir con las grandes que, afirman, dominan hoy por hoy el mercado, y de hacer frente también a las exigencias que se les plantean en el desarrollo de su actividad. La mayoría de ellas centran hoy su labor en la preparación del corcho para su transformación. La materia prima sigue aquí, en las dehesas, pero no el valor añadido.
Da la impresión de que el momento actual de este sector es la historia de lo que pudo ser y no ha sido. Feliciano Correa Gamero, cronista oficial de Jerez de los Caballeros afirma que la situación y protagonismo de Jerez de los Caballeros en el mundo del corcho, y más concretamente del sector corcho-taponero fue enorme en el pasado, sobre todo a principios del siglo XX. Prueba de ello, añade, es que el presidente de la Asociación Bético-Extremeña del Corcho no era un andaluz sino un jerezano, don Luis de Sotomayor y Terrazas, poeta de la ciudad y hombre vinculado a este mundo corchero, vivió en la Calle Arriba. El problema que antaño afectó a la industria corcho era el coste de los fletes, cuenta el cronista de Jerez, y que ni en esta localidad ni en San Vicente de Alcántara, centro corchero también, había fábricas de trasformación del producto, lo que hizo que se tuviera que enviar la materia prima hasta Gerona, eso acabó no siendo rentable en cuanto aumentaron los costes del combustible o del carbón. Señala que los catalanes se domiciliaron en Jerez para gerenciar y controlar la producción y sus envíos, pero las carreteras eran malísimas hasta embarcar el producto en los puertos de Cadiz y Sevilla y el corcho se caía en el traslado o llegaba mal, dado su volumen y poco peso. Por ello se plantearon los catalanes la posibilidad de hacer navegable el Tajo y cargar el corcho en la provincia de Cáceres; el proyecto era de tal envergadura que no se acometió, aunque se estudió llevarlo a cabo. También detalla Feliciano Correa que ante la crisis del sector a comienzos del siglo XX, los movimientos sociales en Jerez de los Caballeros fueron verdaderamente revolucionarios, con huelgas, manifestaciones y que el tema llegó al parlamento y en 1910 tanto Alejandro Lerroux como Pablo Iglesias debatieron en el congreso de los Diputados sobre esta cuestión. La reflexión que aporta el también académico y Doctor en Historia es que Extremadura no ha sabido en el pasado canalizar unas vías comerciales que dieran viabilidad a una de las industrias más rentables si se orientara bien, considerando la escasa producción de corcho en España
El origen de la industria corchera extremeña, en Jerez
Un dato que también puede dar la medida que la importancia del sector del corcho en Jerez de los Caballeros es el que sitúa el origen de la industria corchera extremeña en esta ciudad hacia 1845, impulsada por la firma inglesa Reynolds, en particular por Thomas Hunter Reynolds y su hermano Robert Hunter Reynolds. Este dato se recoge en la "Historia del gremio corchero" de Ramiro Medir Jofra, el mejor manual que se ha escrito sobre el negocio corchero en el mundo, señala Francisco Manuel Parejo Moruno, Profesor de Historia de Economía en la Universidad de Extremadura y miembro del Instituto de Investigación de la Dehesa (INDEHESA) . Este último expresa que aunque estudios más recientes han situado el origen de dicha industria en Alburquerque, Jerez de los Caballeros fue desde los inicios una localidad de referencia en el negocio corchero extremeño, junto a Alburquerque, San Vicente de Alcántara, Cañaveral, Plasencia y Serrejón. Parejo indica que los primeros contratos de arrendamiento de corcho de que tenemos constancia en el término municipal de Jerez de los Caballeros datan de 1841, momento en el que, explica, comenzaron a llegar firmas catalanas e inglesas a las dehesas de Andalucía a por el corcho de estas regiones, era una materia prima muy valorada ya en los circuitos europeos, a pesar de que su aprovechamiento comercial e industrial no se había iniciado aun en el suroeste peninsular. Francisco Manuel Parejo destaca la segunda mitad del siglo XIX y hasta 1910, la época de mayor relevancia de la industria corchera extremeña y en particular de la industria corchera jerezana y apunta que sufrió un declive en las décadas siguientes y solo con la llegada de la democracia, a partir de 1975, la fabricación extremeña del corcho pudo recuperarse, coincidiendo con la práctica desaparición de la industria en Andalucía. En contraste con ese pasado, la industria corchera de Jerez ha tenido menor protagonismo en el tiempo reciente, concentrándose esa actividad en San Vicente de Alcántara en mayor medida.
La realidad hoy
La realidad de las industrias corcheras que en la actualidad siguen adelante en Jerez de los Caballeros es complicada. Todas ellas coinciden en señalar las dificultades para competir con grandes empresas que como el Grupo Amorim, mencionan, dominan el mercado. Antonio Correa Sosa, nieto de empresarios del corcho y gerente de la Compagnie Extremeña du Liege, calcula que el citado grupo ha comprado el 80% del corcho en esta campaña. La fábrica que dirige en Jerez es la primera en el proceso que sigue la empresa en la que está integrada junto a otras dos factorías con sede en Portugal y en Italia y que produce 250 millones de tapones de corcho al año. Desde su amplia experiencia habla de una situación que difiere mucho de la vivida unas dos décadas atrás, en las fábricas de Jerez en 1997 entraron unos 200.000 quintales de corcho para preparación, en esta campaña han podido entrar unos 30.000. En ello coincide Cristóbal Vázquez Torito, gerente de Corchos La Dehesa quien añade que la industria corchera en esta localidad ha pasado de contar con unos 120 empleos directos, a poco más de una veintena en la actualidad. Su visión de futuro es pesimista, hace 15 años había una ilusión de trabajo y de crear empleo y hoy no la hay, e incluso advierte de que la industria corchera jerezana puede desaparecer. En su empresa trabajaban 24 personas y hoy son 4. Juan Antonio Díaz Pîtel, al frente de Jerdicork, empresa de reciente creación aunque asentada en la tradición, alude también al peso de las grandes empresas. Lo mismo que Francisco Adrián Jiménez Avellí, perteneciente a una quinta generación de corcheros en la empresa Corchos Jerez, quien subraya las dificultades de mirar en positivo al futuro por la imposibilidad de competir con las grandes empresas y también de hacer frente a las exigencias que se plantean a su actividad, la producción total mundial en un 80% está en manos de dos empresas con el peligro de monopolizar el sector, afirma. Para él es una lástima que no se haya aprovechado el momento de impulsar la industria corchera en Extremadura que es donde se encuentra la materia prima.
En su memoria guarda muchas de las anécdotas y vivencias que le ha transmitido su padre, en relación a los famosos boliches que existían en Jerez, pequeñas empresas con varios trabajadores en las que se trabajaba el corcho, y a la cultura que poseían las gentes del gremio, pues al parecer contrataban a una persona para que les leyera el periódico. Antonio Correa guarda también documentos de sus antepasados llenos de datos curiosos, en el año 42 el precio del quintal era de 1333 pesetas y hoy ronda entre los 60 y 70, lee en un recibo.
La importancia que el corcho ha tenido en Jerez ha perdurado en el tiempo en el quehacer de muchas de sus gentes y también en su patrimonio cultural, esta noble materia está presente en el nombre de una de sus fuentes ( La fuente del corcho) y también en la habanera jerezana Coro de taponeros.
La saca del corcho emplea a cientos de personas
El corcho es una materia prima de gran valor que genera mucho empleo en tiempo de verano cuando tiene lugar la campaña de saca. Francisco Vázquez Gallego, conocido en su gremio como Badajoz, es natural de Valle de Santa Ana y lleva 40 años en el oficio de la saca del corcho, 19 de ellos, como manigero de una cuadrilla de unos 25 trabajadores que realizan dicha labor en las fincas de Jerez y de poblaciones del entorno como Burguillos del Cerro y Salvatierra de los Barros. Asegura que es un trabajo que hay que conocer bien, el sacador tiene que saber parar en la arboleda y sacar el corcho sin hacer daño al alcornoque, de eso se trata. Estima que en esta campaña ha podido haber unos 500 trabajadores en la saca del corcho en Jerez y su entorno, solo en Zahínos han podido ser unos 300, afirma. Por ello, destaca el medio de vida que el corcho representa para muchas familias de forma directa y también indirecta, ya que el transporte también se mueve con esta actividad.
La saca del corcho se lleva a cabo en los meses de junio, julio y primeros días de agosto, y según Francisco Vázquez, es un oficio que va a menos y que se debería reforzar con cursos de formación, pero dentro de la temporada de saca. En su opinión, el corcho es un producto generador de riqueza pero que no está suficientemente valorado, al tiempo que considera que se debería apoyar más a las empresas y reconsiderar las exigencias que se imponen en materia laboral en concreto en su oficio.
Los empresarios del sector también resaltan la vida que el corcho da a esta zona del suroeste extremeño en verano, un porcentaje alto de las 72.000 hectáreas del término de Jerez es alcornocal, afirma Antonio Correa, para incidir en el importante peso económico del corcho en la zona.
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